Desciendo con cautela y sigilosamente
hasta el fondo del sótano de mis recuerdos,
mientras, mis pensamientos se agolpan a mi mente,
trato de comprender cuales fueron cuerdos
y, cuantos me seguirán eternamente.
Corro el pestillo de la única ventana con mis dedos
y, al abrirla … deja pasar ésta, un rayo de luz tenuemente,
propiciando entre oscuridad y luz grandes enredos
que, desesperado, con mis manos trato cubrir irreverente
todo aquello que propició en mi vida verdades y actos acedos.
Un minúsculo insecto revolotea por el ambiente
al que, con un palmazo elimino porque es un intruso,
ya muchos confusiones tengo en la mente,
para dejar pasar otro y dejarme más confuso
porque, si bien son mis sentimientos solamente,
no voy a permitir pretextos para decir … yo acuso.
Autor: Guillermo Valladares Castillo.
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