Sílvia Schmidt
-Versión en español por Eduardo e Irany Lecea-
Hay un proverbio que dice:
"Quien sale en la lluvia sale para mojarse".
Un día nuestro espíritu fue recomendado para venir a la Tierra,
para encarar los desafíos de una gran lluvia: el Mundo.
Y así llegamos, medio despreparados para los
más diversos tipos de lluvias que nos mojarían.
Y cayeron sobre nosotros.
Mojados por aguas limpias y por aguas contaminadas
proseguimos nuestra jornada, ora bajo lluvia fina,
ora bajo tempestades, ora bajo la terrible amenaza de
ahogarnos por "inundaciones". ¡Fueron horas de caos!
Mientras recibimos lloviznas, rocíos y chubascos
es imprescindible que estemos preparados para
las tormentas, ya que de una o de otra forma, un
día acaban por caer sobre nosotros, y eso es inevitable.
Son los momentos para llamar a Dios y preguntarle:
"¿Que es lo que deseas de mi espíritu ahora, Señor?"
Tal vez logremos sentir en el corazón Su respuesta:
"Quiero que él se acuerde de que lo preparé para
muchas tormentas y que nunca le llegarán otras
distintas de las que puede soportar."
Cuando reconocemos las bendiciones
que nos bañan todos los días sabemos
lidiar mejor con los períodos de tormenta.
La vida puede protegernos a todos nosotros sin tener favoritos, pero es
válido creer que es más generosa con los fuertes.
No hay tempestad que derrumbe a quien lleva en el alma
el valor de vivir, porque morir es siempre más fácil.
Usa la perseverancia y tu valor de vivir.
¡EL SOL SIEMPRE VUELVE A BRILLAR!
© Sílvia Schmidt
São Paulo/SP - septiembre de 2007-
Derechos de Autor Protegidos
es imprescindible que estemos preparados para
las tormentas, ya que de una o de otra forma, un
día acaban por caer sobre nosotros, y eso es inevitable.
Son los momentos para llamar a Dios y preguntarle:
"¿Que es lo que deseas de mi espíritu ahora, Señor?"
Tal vez logremos sentir en el corazón Su respuesta:
"Quiero que él se acuerde de que lo preparé para
muchas tormentas y que nunca le llegarán otras
distintas de las que puede soportar."
Cuando reconocemos las bendiciones
que nos bañan todos los días sabemos
lidiar mejor con los períodos de tormenta.
La vida puede protegernos a todos nosotros sin tener favoritos, pero es
válido creer que es más generosa con los fuertes.
No hay tempestad que derrumbe a quien lleva en el alma
el valor de vivir, porque morir es siempre más fácil.
Usa la perseverancia y tu valor de vivir.
¡EL SOL SIEMPRE VUELVE A BRILLAR!
© Sílvia Schmidt
São Paulo/SP - septiembre de 2007-
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