El volver a creer, borra pasados,
siendo el acto de fe más elocuente,
pues guarda la cordura del demente,
que ve en toda alma, su virginal estado.
Para mi, no hay presente ni pasado,
sólo un camino en que asentar la planta,
y en su latir, el corazón levanta,
en busca de cumplir lo que ha soñado.
No he sido yo, llegando hasta tu vida,
que diera el pneuma de aliento que faltaba,
ese mismo soplar en ti estaba,
y mis poemas, fueron puerta a su salida.
A todo invierno le nacen primaveras,
que vence con su sol helados días,
pues quién sabe esperar, encuentra vida,
aún entre las rocas y las piedras.
Toda existencia atraviesa por desiertos
que parecen no tener nunca salida,
pero hay oasis con puertas a la vida,
de la que beben las almas del sediento.
No he sido yo, el que cambió tu mundo,
ni mis pobres poemas, el motivo,
la fortaleza interior era contigo,
pues al sembrar amor... Amor has recogido.
Audroc
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