has vibrado en mis nervios como una realeza
llorando en los senderos de la ilusión perdida
siempre he sentido el roce de tu ignota belleza.
Marchitando mis sueños y mis buenas quimeras
te he forjado a pedazos celestes y carnales
como un resurgimiento, como una primavera
en la selva de tantos estúpidos ideales.
He soñado tu carne divina y perfumada
en medio de un morboso torturar de mi ser,
y aunque eres imprecisa, sé como eres, amada,
ficción hecha realeza en carne de mujer.
Yo te miro en los ojos de todas las mujeres,
te miro pero nunca te he podido encontrar
y hay en el desencanto el encanto de que eres,
o que serás más bella que una mujer vulgar...
Te sentirán mis sueños eternamente mía
brotando de la bruma de todas mis tristezas
como germinadora de raras alegrías
que avivarán la llama de tu ignota belleza.
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