La boca,

Boca que arrastra mi boca, 
boca que me has arrastrado: 
boca que vienes de lejos 
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches 
un resplandor rojo y blanco. 
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.

Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos.

El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.

Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado,
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.
Beso que va a un porvenir 
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca ya enterrada,
sin boca, desenterramos!

Bebo en tu boca por ellos
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volver a besarte,
he de volver. Hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.

Miguel Hernández


2 comentarios:

María dijo...

Me traes el alma de mi gran poeta oriolano... "Boca que arrastra mi boca..."
Sólo puedo añadir... GRACIAS!
Y dejarte un beso.

Ángel Reyes Burgos dijo...

Gracias a ti Maria. Voy a tener que hacer algo con esto de comentarios que se me pasan, pero mas vale tarde que nunca. Te dejo un beso sevillano y espero tengas un hermoso día.

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