Hace ya quizás un tiempo,
en una pequeña Isla
se encontraba un campesino,
sembrando así su semilla
Con gran dulzura y cariño
y con Esperanza Férrea,
trabajaba sin descanso
hasta terminar el día
Cuando la tarde caía
regresaba a su Bohío
y abrazaba a su señora
y besaba así a sus hijos.
No había Televisor
pues la luz, no conocía
se alumbraban con un hacho
pues era la luz que había.
Cuando los niños dormían
lo encontrabas, meditando
Y a Dios le daba las gracias
por todo lo que tenía
Por su Esposa, por sus niños
por la vaca y las gallinas
por un dulce amanecer
y por despuntar el día.
Así vivía este hombre
de Gran Estirpe y valía
quizás sin ningún estudio
pero con mucha Alegría...
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