Es tuyo y mío ese rincón de nadie,
donde se encienden las noches sobre las calles
y las farolas sonríen sueños fugaces
mirando a las estrellas tras sus cristales.
Es tuyo y mío ese portal callado,
donde me robaste un beso, labio con labio,
donde se enredó tu mano sobre mi mano
para hacer del tiempo un papel en blanco.
Es tuyo el sonido de este invierno suave
que desprende aromas sobre los trigales
y se queda quieto queriendo abrigarte
mientras caen las sombras y muere la tarde.
Es tuyo el paisaje que mis ojos pintan
cuando te contemplan al caer el día
y el ocaso duerme sobre las colinas
y el cielo despierta en un mar de caricias.
Es mío el latido que en tu pecho nace
cuando entre tus manos la vida se abre
y estallan colores sobre las pupilas
y un pedazo de luna se asoma atrevida.
Es mío (y es tuyo) el sabor de la tierra
que nos sacia la sed y nos cubre de hiedra,
que hace mantos de luz con sus hilos de seda
y pone rumbo hacia el sur, donde todo comienza.
“Es tuyo y mío ese lugar de nadie”
donde los ojos callan y el corazón se abre,
con la leve quietud de una llovizna suave
que nos empapa el alma ¡cuando el amor nace!
No hay comentarios:
Publicar un comentario