Déjame amarte como se ama la vida,
bendeciré tu silueta cuál sagrado estandarte,
si tu nobleza ha devuelto mi fe perdida,
¿Cómo ahora podré olvidarte?.
Déjame vivir en ti, tu corazón será mi aposento,
tu cuerpo, el preciado lecho, reposo de mi alma,
estaré contigo en cada pensamiento
y navegaré en tu mar, mi tempestad en calma.
Añoro vivir en ti, mi alimento será tu ternura,
tu hechizante mirada, luz a mi oscuridad,
beberé de tus labios la esencia más pura
y prisionero en tus brazos, no querré libertad.
Quiero vivir en ti, eres mi cárcel sin rejas,
gobiernas mi vida con inusitado rigor,
tu abnegación ha curado mis heridas añejas…
mi corazón ya palpita, nos une el amor.
Déjame estar contigo y en raudo vuelo,
surcaremos el éter, conquistarás mi cielo,
mis blancas nubes enjugarán tu frente,
fundiendo en dorado crisol nuestros anhelos,
y entonces… Sabré amarte, eternamente.
Autor: Víctor A. Arana
(Víctor Santa Rosa),
Port Chester, New York,
Mayo 5 del 2007.
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