En una casa del campo
hay una joven preciosa
que al espejo está mirando
sintiéndose como diosa.
Mira al abuelo y le dice...
¿por que tanta fealdad?
¿ves las arrugas que tienes?
y mi cara que linda está...
El abuelo moja sus ojos
su tristeza lo ha anegado
no siente por ella enojo
pero está desorientado...
Pídele a Dios nieta mía
que llegando a está edad
tengas algo de alegría
sin faltarte humanidad.
La niña se va riendo
con su vida por delante
el viejo pide un abrazo,
ella regala un desplante.
De nuevo se mira al espejo
se ufana de su hermosura
y en el fondo de sus ojos
solo se ve la amargura.
La joven en cama queda
la viruela la ha atacado
y queda su hermosa cara
con hoyos desfigurados.
La muchacha está sufriendo
a su abuelo llama a voces
se acerca la madre corriendo...
tu abuelo no me responde.
A la cama del abuelo
la niña se fue a llorar
¿Es por mi que ya estás muerto?
por favor despierta ya...
La abuela que está escuchando
la abraza con su ternura
dejaste a tu abuelo llorando
y se fue con su amargura.
A la cara ella la mira
y viéndola tan arrugada
la mira con gran dulzura
reflejada en su mirada.
La niña por fin ha aprendido
de esta vida una lección
las arrugas de la cara
no las ve el corazón...
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