Ayer estuve hablando con el psicólogo de Pedro, me dijo que le iba a dar el alta del centro de acogida y que a partir de ese momento tendría que ir cada quince días al centro de drogodependencia para conseguir lo que yo le propuse, estar un año bajo la supervisión del centro y su psicólogo que le harían analíticas para comprobar que seguía limpio. Ya no tomaba metadona y si en ese año no reincidía, le darían un certificado y el alta definitiva como drogodependiente, para el era muy importante ese reconocimiento para cerrar esa etapa...
Es algo que a mi me interesaba que hiciera por el mismo y por sus hijos, pues aunque no estaban con el, que supieran que su padre estaba curado de esa cruel enfermedad. Se encontraba en esta casa...

ubicado en una gran parcela con jardines... Yo tenia una foto que no encuentro, de un día que estuve con el y en el jardín bailamos sevillanas en época de feria. A pocos metros está el centro de drogodependencia de la diputación de Sevilla donde el tenia que seguir en régimen de visitas.
Fui a recogerlo y como se acercaba la hora de comer lo lleve a la dorada, es uno de los restaurantes más preciado de Sevilla con especialidad de pescados y mariscos. Mientras comíamos estaba muy relajado pero no me miraba a los ojos, para mi es esencial cuando hablo con la gente que me miren y mirarlos, nunca de forma insistente, pero si mirar a los ojos, me inspira confianza...
Le pedí que lo hiciera y me confesó que se sentía muy avergonzado por lo que hizo y por traicionar mi amistad. Pedro, eso es agua pasada, ahora estás curado y ya va siendo hora de que cierres definitivamente esa puerta y enfoques el futuro con optimismo...Seguimos hablando y poco a poco se fue relajando y mirándome con franqueza a los ojos...
Lo dejé en casa para que se instalara cómodamente y me fui a la oficina a pasar la tarde, por la noche cuando llegué había echo la cena, un exquisito pollo asado con patatas arrugadas y mojo picón..
Fue la primera de muchas hermosas sorpresa que me dio en esa nueva etapa de su vida. Por la mañana lo lleve conmigo a la oficina y le dí la tarea de modificar un presupuesto con nuevos precios que le di. Era fundamental para el, que se sintiera útil y ocupado para integrarse plenamente en su nueva vida. Por su forma de trabajar, ya no dudaba en que estaba recuperado por completo.
Por la tarde estuvimos recordando anécdotas del internado en la casa cuna siendo unos críos...a veces
se pasaba hambre y muchos años después mi madre me explicó la razón...las despensas de las monjas estaban repletas de carnes y lo mejor que recibían, pero la de los niños apenas tenían lo suficiente y siempre de muy mala calidad. Mi madre envió una queja anónima y se presentó una inspección en las cocinas y despensas de los niños y las monjas, inmediatamente trasladaron muchos víveres de un sitio a otro y la superiora del centro recibió una amonestación formal y la amenaza de destituirla...La primera piedra de la casa cuna la puso el rey Alfonso XIII y Maria Eugenia en 1914, aunque nada tiene que ver con mi libro, son datos que quiero aportar junto con esta otra imagen tan hermosa que teníamos cerca de la entrada principal...
Aparte de la anécdota triste de la comida, la verdad es que vivíamos en un entorno de ensueño.




Cuando llegué al cuartel me mandaron directamente al calabozo, pero mi comandante al día siguiente me sacó, me necesitaba para que le hiciera los planos de las maniobras que se iban a hacer en Córdoba...Otro día, me fui con el cartero en un jeep a recorrer los fuertes, era el jeep del coronel y parecía Fittipaldi corriendo por las colinas de la sierra, pero me di cuenta que de eso nada cuando derrapé en una curva de piedras y caí varios metros dando vueltas por el terraplén...

En otra ocasión y por una apuesta me afeité la cabeza contraviniendo las ordenanzas...una semana de calabozo y en otra por otra apuesta estuve cinco días andando descalzo por el cuartel y el comedor, aduje que tenia hongos en los pies y cada oficial con el que me topaba le decía lo mismo y me pedían un certificado medico que nunca llevaba, mis travesuras me hicieron ganarme el apelativo de sevillano toca pelotas por parte de los oficiales...pero genio y figura hasta la sepultura...
Por primera vez en mucho tiempo no tuve pesadillas con Pedro, dormí como un lirón y un saco de esperanza rellenando mi colchón...
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