¡Ay, como tiembla mi carne!
¡Que escalofrío y que llama!
Mirad como se me pone
en rojo ardiente mi cara,
de este fuego que atenaza
con calor de dos mil ascuas.
¡Ay, éste amor, que me sube
como la espuma en el agua,
prende braseros ardientes
desde el centro de mis nalgas!
¡ Ay, esta vela de viento
que me cimbrea la espalda,
levanta lona a mi pecho
sin aire de quien me brama !
¿Si esto es ahora así...?
¿Cómo será el mañana
cuando tu boca y cuerpo
me arrastren hasta la cama ?
¡Ay!, veinte veces ¡Ay!
lamentos que mi boca exhala
sin la humedad de tu lengua
donde con beso la calla.
¡Ay, el no tenerte me pone
triste y llorosa mi alma,
duros dardos de amor vivo
que entre suspiros se clavan!
Clotilde Roman
Derechos reservados.
Derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario