Abrojos XXIII, Rubén Darío

¿Qué lloras? Lo comprendo. 
Todo concluido está. 
Pero no quiero verte, 
alma mía, llorar. 

Nuestro amor, siempre, siempre... 
Nuestras bodas... jamás.

¿Quién es ese bandido 
que se vino a robar 
tu corona florida 
y tu velo nupcial? 

Mas no, no me lo digas, 
no lo quiero escuchar.
Tu nombre es Inocencia 
y el de él es Satanás. 
Un abismo a tus plantas, 
una mano procaz 
que te empuja; tú ruedas, 
y mientras tanto, va 
el ángel de tu guarda 
triste y solo a llorar.

Pero ¿por qué derramas 
tantas lágrimas?... ¡Ah! 
Sí, todo lo comprendo... 
No, no me digas más.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...