Quién perfora tu corazón de agujas,
quién lanza la bala cretina
en tu plato vacío de ternuras
y a cada segundo te asesina.
Tus ojos recién al mundo abrías
y en el pecho materno seco,
ya presentías el ácido,
que el pozo de la vida te traía.
Quién quitó tan tempranamente
las campanillas azules de tu risa,
quien tu carne pincha inclemente
y a pesadillas sublimes te convida...
Oh impúber niño drogado,
víctima de un mundo errado errante,
con tus ojos de vidrios apagados
cabalgas esta nave de bacantes.
Que pronto te dieron el pasaporte
para entrar en el mundo del infierno
joven que impotente te entregaste
a ese aguja que te mata desde dentro.
Oh pequeño Ángel caído,
quién sobre tu tumba dejará
flores negras de pétalos podridos
cuando al fin llegue tu libertad...
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