En los verdes olivares
donde comienza mi pena,
donde siento mis pesares
doblegarse en fría arena,
me faltan ojos y manos
para recoger cosecha.
En los capazos están
todo el pan de nuestra cena
y ese vestido colorado
que luciré en Noche Buena.
Si me preguntan ustedes
como bien dice el poeta...
¿de quién son esos olivos?
¡ni lo sé, ni me interesa!
que solo quiero de ellos
lo que me den de cosecha.
El hambre es un perro negro
que muerde y que te ahoga,
el alimento, el remedio,
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