En los tiempos de posguerra
no tenía ni zapatos,
así vuelve de costumbre
mi abuelo con su pasado.
Recuerdo que había días
en que todo iba despacio,
las horas eran más largas
con el hambre dando saltos.
Las calles eran tugurios
para muñecos de trapo,
y allí me encontraba yo
con mi presente en el barro.
En aquel maldito ambiente
de comer me daban palos
y el frío era el enemigo
que me llagaba las manos.
Créeme tras una guerra
solo come bien el diablo
lo descubrieron mis ojos
con apenas cuatro años.
Así comenta el abuelo
a mis hijos, el amargo
sabor que deja en la boca…
2 comentarios:
Muchas gracias por acercar mi poema a tus seguidores, un fuerte abrazo
Un abrazo para ti querido amigo poeta y que tengas una feliz semana.
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