Termino el año sintiendo
una emoción desmedida
por este nieto sonriendo
que me llenó a mi de vida...
Y por recordar ese día
que lo tuve en mis brazos,
ni siquiera yo sabia
lo que me estaba pasando.
Los ojos se me mojaron
mientras su cara miraba
y mi corazón se encogió
cuando le bese la cara...
Me había hecho abuelo,
me hizo un hombre mejor
y quizás me hizo eterno
para sentir tanto amor.
Un niño nos va a nacer
en un nuevo nacimiento,
a este quiero verlo crecer
hasta que me tumbe el viento.
Aitor, mi nieto querido
me diste un año hermoso
y ahora quiero de nuevo
mirar tus preciosos ojos...
Autor: Ángel Reyes Burgos
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