Un pequeño gorrión
sin saber quién soy, ha muerto,
su tumba es un verde pino
y su sombra es su silencio.
El viento fuerte le grita,
(pensando que es solo sueño)
¡venga gorrión despierta!,
mas solo despierta al eco.
Me di cuenta del error ,
y aunque haya pasado el tiempo
se me humedecen los ojos
cuando me acaricia el viento.
¡Dios de salve!, he de rezarle,
por robarle todo el fuego,
por llenar de perdigones.
un desprotegido pecho.
Dejaré en mi lado malo
un perdón para el recuerdo.
pues se bien que por mi culpa
un gorrión perdió su vuelo.
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