Esta alegria que siento
cuando a mis nietos yo miro
me hace olvidar los lamentos
que en otros dias he vivido.
La vida se me torna amable
y ya no creo que jamás
pueda ver otros momentos
en que yo vuelva a llorar.
Aitor y Rosi se llaman
dos elementos de cuidado
que con sus eternas sonrisas
me tienen encandilado.
Son dos regalos del cielo
al que yo quiero llegar
cuando mi vida se apague
y no pueda verlos mas.
Pero nada de tristezas
que mientras tenga mi vida
me quedará la esperanza
de vivir sin mas heridas.
Gracias pequeños angelitos
por darles luz a mis dias
y gracias a esos padres benditos
que os llenó de amor y vida.
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