Silencio es recordar que toda palabra tiene un hoy y un mañana; es decir; un valor de momento y un alcance futuro incalculable.
Silencio es reconocer que los conflictos se resuelven mejor callando que hablando, y que el tiempo influye más en ellos que las palabras
Silencio es no quejarse, para no aumentar las penas de los otros.
Silencio es decir HICE, en vez de HARÉ.
Silencio es la raíz y por eso sostiene.
Silencio es la savia, y por eso alimenta.
Silencio es el capullo donde la oruga se cambia en mariposa y silencio es la nube donde se forma el rayo.
Silencio es concretarse, seguir la propia órbita, hacer la propia obra, cumplir el propio designio.
Silencio es meditar, medir, pesar, aquilatar y acrisolar.
Silencio es la palabra justa, la intención recta, la promesa clara, el entusiasmo refrenado, la devoción que sabe a donde va.
Silencio es hablar uno calladamente con su propio dolor, y contenerlo hasta que se convierta en sonrisa, en plegaria, o en canto.
Silencio es, en fin, el reposo del sueño y el reposo de la muerte, donde todo se purifica y restaura, donde todo se iguala y perdona..
Alberto Masferrer.
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