Cuántas veces, amor, por yo amarte,
puse a tus pies mi alma rendida.
y cuántas a pesar de estar perdida
te la volví a entregar por no perderte.
Cuántas veces también, altivo y fuerte,
por alcanzar la gracia prometida,
me batí frente a frente con la vida,
o me hallé cara a cara con la muerte.
Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado
trayéndole al misterio de tu hechizo,
la pluma azul del pájaro enamorado,
torna otra vez a mi garganta el canto
al mirarte desnuda y entregada
despojada de tristezas y de tu manto.
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