Telarañas en los cielos
y vientos de tensa calma
hoy me ofrecen el recuerdo
como pañuelo del alma.
Y las lágrimas no brotan…
¿para qué llorar, si puedes
dibujar unos claveles,
amapolas o unas rosas,
el color que tú prefieres,
-la sonrisa más hermosa-?
Ya no lloran los recuerdos,
ya no hay pañuelo que seque…
se han convertido en un sueño,
que ratifica mi trueque.
Yo me siento muy cambiado
y miro hacia el infinito,
donde futuro y pasado
se esfuman en el abismo.
El presente es sólo mío,
me ofrece viabilidad
de ser, al final, yo mismo
sin pensar en los demás.
Pero pienso y lo comparto…
no quiero la soledad,
que es el pañuelo obligado
para llorar y llorar…
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