Eres fuego que me quema el cuerpo
cuando me amas en completa libertad
en susurros y gemidos tan distantes
que sin tocarte se convierte en realidad
en metáforas conjugamos nuestra carne
y entonamos cantos de felicidad.
Sintiendo el amor dentro del alma
esos cantos de amor que creo escuchar
termina la tempestad, empieza la calma
dos corazones sedientos de felicidad
ya rendido los cuerpos, mirando las caras
sentiremos el amor por la eternidad.
La eternidad llega abrazando de nuevo
ese cuerpo tuyo donde sucumbí
y de nuevo besándote te llevo al cielo
en ese cielo nuestro donde soy feliz
donde eternamente eres mi consuelo
donde algún día yo quisiera morir
y renacer cautivo abrazado a tu cuerpo
carne de mi carne, donde quiero vivir.
Ángel Reyes Burgos
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