Tus ojos son dos zafiros
negros como el azabache
caliente como los suspiros
que me regalas en la noche.
Tus labios pétalos altivos
de fruta fresca y madura
que tiemblan cuando me besan
abrazado a tu cintura.
Tus pechos dos monumentos
colinas para escalar
con mis manos y con mi boca
hasta llegar al altar.
Tu vientre llanura hermosa
para viajar con mis dedos
provocando los gemidos
que tu le regalas al cielo.
Tus muslos tersos y jugosos
donde tenemos el consuelo
de tu fuego y de mi fuego
donde me pierdo y me quemo.
Esa hermosa geografía
que con los versos he pintado,
es fuente de la alegría
de mi corazón enamorado.
Ángel Reyes Burgos
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