En el punto que separa
el cuerpo del pensamiento
y la dama negra viene
a llevarnos mar adentro.
En el umbral de la gloria
o del infierno incierto,
cuando enmudece la lengua
y se nos seca el aliento.
Cuando los ojos no miran
aunque estén del todo abiertos.
Cuando nuestro corazón no responde
ni a los impulsos más lentos.
A mí, me gustaría estar
con los sentidos abiertos
y volver de esa luz
para expresar lo que siento.
C.Román
(© Derechos Reservados)
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