Escena V, Hamlet, para los mexicanos.

Los mexicanos tienen que leer esta gran obra propicia para la semana del día de muertos...
HORACIO.- Es por cierto una mota que turba los ojos del
entendimiento. En la época más gloriosa y feliz de Roma, poco
antes que el poderoso César cayese quedaron vacíos los sepulcros y los
amortajados cadáveres vagaron por las calles de la ciudad, gimiendo en voz confusa; las estrellas resplandecieron con encendidas colas, cayó lluvia de sangre, se ocultó el sol entre celajes funestos y el húmedo planeta, cuya influencia gobierna el imperio de Neptuno, padeció eclipse como si el fin del mundo hubiese llegado. 

Hemos visto ya iguales anuncios de sucesos terribles, precursores 
que avisan los futuros destinos, el cielo y la tierra juntos los han 
manifestado a nuestro país y a nuestra gente...
 Pero. Silencio... ¿Veis?..., allí... Otra vez vuelve ...
Aunque el terror me hiela, yo le quiero salir al encuentro. Detente,
fantasma. Si puedes articular sonidos, si tienes voz háblame. Si allá
donde estás puedes recibir algún beneficio para tu descanso y mi
perdón, háblame. Si sabes los hados que amenazan a tu país, los cuales
felizmente previstos puedan evitarse, ¡ay!, habla... O si acaso, durante
tu vida, acumulaste en las entrañas de la tierra mal habidos tesoros, por
lo que se dice que vosotros, infelices espíritus, después de la muerte
vagáis inquietos; decláralo ... Detente y habla... Marcelo, detenle.

HAMLET.- ¡Oh! ¡Si esta demasiado sólida masa de carne pudiera
ablandarse y liquidarse, disuelta en lluvia de lágrimas! ¡O el
Todopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo!

¡Oh! ¡Dios! ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos,
insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él, es
un campo inculto y rudo, que sólo abunda en frutos groseros y amargos.
¡Que esto haya llegado a suceder a los dos meses que él ha muerto! 
No, ni tanto, aún no ha dos meses. Aquel excelente Rey, que fue comparado
con este, como con un Sátiro, Hiperión; tan amante de mi madre, que ni
a los aires celestes permitía llegar atrevidos a su rostro. ¡Oh! ¡Cielo y
tierra! ¿Para qué conservo la memoria? Ella, que se le mostraba tan
amorosa como si en la posesión hubieran crecido sus deseos. 

Y no obstante, en un mes... ¡Ah! no quisiera pensar en esto. ¡Fragilidad! ¡Tú
tienes  nombre de mujer! En el corto espacio de un mes y aún antes
de romper los zapatos con que, semejante a Niobe, bañada en
lágrimas, acompañó el cuerpo de mi triste padre... Sí, ella misma.
¡Cielos! Una fiera, incapaz de razón y discurso, hubiera mostrado
aflicción más durable.
 Se ha casado, en fin, con mi tío, hermano de mi padre; pero no más 
parecido a él que yo lo soy a Hércules. En un mes...
enrojecidos aún los ojos con el pérfido llanto, se casó. ¡Ah!
¡Delincuente precipitación! ¡Ir a ocupar con tal diligencia un lecho
incestuoso! Ni esto es bueno, ni puede producir bien. Pero, hazte
pedazos corazón mío, que mi lengua debe reprimirse.

Os dejo con el enlace para leerla completa...Pulsa aquí.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...