IV
Nadie llegó hasta mí con este paso
de tu esbeltez en mármoles reflejos.
Tu sangre lio a sus vínculos espejos
de imágenes ligeras al acaso.
Cristal de sangre cuya luz traspaso,
tu cuerpo enardecido de reflejos;
tu cuerpo de reflejos circunflejos,
tu cuerpo oscuro desenvuelto en raso.
Tendí la voz al horizonte puesto
como el pan en el cielo de tu ausencia.
Me envuelve tu llegar, tu voz, tu gesto,
tu crueldad, tu tristeza y la terrible
certidumbre de estar en tu presencia
lleno de amor y muerte inextinguible.
Elegía nocturna
Ay de mi corazón que nadie quiso
tomar entre mis manos desoladas.
Tú viniste a mirar sus llamaradas
y le miraste arder claro y sumiso.
El pie profundo sobre el negro piso
sangró de luces todas las jornadas.
Ante los pies geográficos, calladas,
tus puertas invisibles, Paraíso.
Tú que echaste a las brasas otro leño
recoge las cenizas y al pequeño
corazón que te mueve junta y deja.
Alguna vez suspirarás, alguna
noche de soledad oirás mi queja
tuya hasta el corazón como ninguna.
Carlos Pellicer Cámara (San Juan Bautista (hoy Villahermosa), Tabasco, México; 16 de enero de 1897 - Ciudad de México; 16 de febrero de 1977) fue un escritor, poeta, museógrafo y político mexicano.
Era oriundo de San Juan Bautista, capital del estado de Tabasco. Su padre, también llamado Carlos Pellicer Marchena, era farmacéutico. Su madre, Deifilia, fue quién le enseñó las primeras letras, a leer versos y quién despertó en él una preocupación social. Para saber más pulse aquí.
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