La flor temprana, sonetos

A unos amigos que le reconvenian.

Ceden del tiempo a la voraz corriente
recias pilastras y columnas duras,
las cúpulas rindiendo que seguras
se sustentaban en su excelsa frente.

Caduco desde el Líbano eminente
baja el añoso cedro a las llanuras,
ayer frondoso adorno en las alturas,
hoy triste cebo en el hogar ardiente.

Contra la destrucción tampoco abrigos
halló mi musa, que si busca ansiosa
versos que ya la esquivan enemigos,

sólo a ofrecer se atreve, afectuosa,
verdad, y no ilusión, a mis amigos;
caricias, no cantares, a mi esposa.
La flor temprana.

Suele, tal vez venciendo los rigores
del crudo invierno y la opresión del hielo,
un tierno almendro desplegar al cielo
la bella copa engalanada en flores;

mas ¡ay! que en breve vuelve a sus furores
el cierzo frío, y con funesto vuelo
del ufano arbolillo arroja al suelo
las delicadas hojas y verdores.

Si tú lo vieras, Silvia... Oh, pobre arbusto
dijeras con piedad  la suerte impía
no te deja gozar ni un breve gusto.

Pues repítelo, ingrata, cada día;
que el cierzo frío es tu rigor injusto,
y el triste almendro la esperanza mía.





















Juan Bautista de Arriaza y Superviela, Juan Bautista Arriaza y Superviela (Madrid, 27 de febrero de 1770, 22 de enero de 1837) fue un poeta español del Neoclasicismo y de la etapa de transición al Romanticismo. En su juventud fue oficial de marina y partidario toda su vida del absolutismo de Fernando VII...Para saber más pulse aquí.

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