A doña Magina y a Jerónimo

A doña Magina

Vuestro nombre, señora, que asigura
cuanto vuestra beldad hace dudoso,
demás de aquel mirar dulce y piadoso
han sido la ocasión de mi tristura.

Temía, y con razón, esta aventura,
puesto que fue el principio venturoso;
no era por mi parte temeroso,
mas de parte de vuestra hermosura.

El alma, en el tormento ejercitada,
de nueva sujeción quería librarse,
del antiguo error escarmentada.

Pero ¿cómo podía decir salvarse
quien tanto del primero mal se agrada
y no quiere de vos saber guardarse?
A don Jerónimo

Ni la africana sierra excelsa y brava,
ni las bárbaras armas, crudas, fieras,
ni tu sangre esparcida en sus riberas,
que el cielo de la honra derramaba.

Ni la furia cruel que trastornaba
ante ti tantas naves y galeras,
ni el viento que en el campo las banderas
del fiero Marte a su pesar postraba.

Ni la cálida espada y torre fuerte,
ni en Dura el duro asalto y duro hado,
contra del cual no hay fuerza que resista.

Pudieron por más mal darte la muerte,
Iberino pastor desventurado,
y agora mueres de una dulce vista.























Gutierre de Cetina.- Pasó mucho tiempo en la corte del príncipe de Ascoli, Antonio de Leyva, al que dedicó numerosos poemas, y frecuentó también a Luis de Leyva y al insigne humanista y poeta Diego Hurtado de Mendoza...Para saber más pulse aquí.

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