Dos sonetos de Ramon Bonachi

Mi vieja primavera

Con señales de arrugas en hilera
y con versos que guardo en mi cuaderno, 
intento no meterme en el invierno
mientras siga febril mi primavera.

Y vivo tan feliz como cualquiera
que sepa, que este paso no es eterno,
mantengo en lo más viejo un brote tierno
que cuido y lo disfruto a mi manera.

Todo instante perdido es un fracaso,
es mejor no pensar en estaciones 
que el tiempo pasa raudo y sin retraso. 

Mi vieja primavera en el ocaso
florece cada día en emociones
y va dejando flores a su paso.
Buscándote

Navego por las trazas divergentes
de un mar muerto, que dice ser el dueño,
de todo lo más grande y más pequeño
que vive en el vaivén de sus corrientes.

Soy un bajel con remos sorprendentes
bogando hacia algún puerto con empeño,
allí, debo de hallar parte de un sueño
que pace en los rincones más frecuentes.

Bajo el sol o la luna me deslizo,
llevando en la bandera mi mensaje,
y espero por mi bien algún hechizo

que me lleve hasta ti sin equipaje.
Si me dejas rizar, rizare el rizo,
para gozar contigo del paisaje.

Ramon Bonachi

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