El fuego que me perfora el alma
Ese hielo que se instala en mi mirada
Cara y cruz de mis madrugadas
Y sueños de tus besos sobre mi almohada.
La larga historia de tu amor y el mío
Los dulces abrazos que jamás tuvimos
Y sin embargo, como balsa navega en el río
De este amor eterno, tan tuyo y tan mí
Los dulces poemas que de mi alma emanan
Para recordarme siempre lo que me amas
Tormentas de sentimientos en las mañanas.
Y cuando el sol se instala en mi cama
ni fuego ni hielo, solo un abrazo al alma
para sentir en mi pecho, tu dulce calma.
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