Es absurdo y complejo tu calvario,
infundado y perverso, a más de indigno,
en razón de su insólito escenario.
Hoy registro tu estado, ayer benigno,
con carencias jamás imaginadas
y percibo en tu esencia el claro signo…
Quién creyera que torpes puñaladas
te atestaran los hombres para hurtarte,
sin reparos, tus savias más preciadas.
Duele verte incapaz de ya salvarte
del final al que vas por el humano,
que se arrasa a sí mismo al arrasarte.
Lo fatal se aproxima, mas su mano
palpa solo el dinero, que hoy lo infesta,
porque, afín a su espíritu profano,
se presume imbatible en cuanto apuesta…
Jorge Toro Salazar.
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