Tengo hambre de paz y tiempos nuevos,
tengo hambre de amor y libertad,
de mirar al vecino sin recelos,
de cantar, de reír, de disfrutar,
tengo hambre de lluvias redentoras
de sonrisas, de abrazos, de hermandad,
de sentirme integrado en el paisaje,
de acostarme en el bosque a meditar
esperando a las ninfas y a las hadas
que me inspiren, me abracen, me den paz.
Tengo hambre de besos y susurros
de apretones de manos, de amistad,
de borrar pasaportes y fronteras
¡ciudadano del mundo y nada más!
El teclado me espera bostezando,
las musas me sonríen con maldad,
les ofrezco una jarra de cerveza,
pero dicen que quieren algo más,
un brebaje de amor, una balada,
un poema que nadie escuchará.
Yo les pregunto ¿Cómo escribo un poema
si vosotras no me queréis hablar?
-Pues entonces el mérito no es tuyo
¡eres solo un escriba y nada más! -
Tomo pluma y papel, cierro los ojos
pero las siento danzar alrededor,
se ríen de mis miedos y zozobras,
me provocan, se burlan sin pudor,
pero yo ya he encontrado un nuevo Olimpo,
un oasis, un nuevo amanecer,
me refugio en los brazos de mi amada
y en su pecho me siento renacer,
me sumerjo en su laguna negra
y me olvido del mundo y del ayer
mientras siento un poema, un neonato,
patalear en mi vientre y en mi sien.
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