Desiguales miradas al acecho
me parece que sufres, cuerpo herido;
la pasión, día y noche, te ha seguido
y el dolor ruge o calla satisfecho.
El camino al calvario, en su repecho,
agudiza el abrupto recorrido;
irrisorio, el cariño recibido
y grandiosos, los clavos en tu lecho.
A pesar de la sangre derramada,
el recuerdo en abril , llegado el día,
hablará para bien o mal del hombre.
El sufrido martirio y voz cortada
del Señor, soportando la agonía,
seguirá recordándonos su nombre.
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