Quiero caminar dulcemente por tu vida
y que mi presencia acompañe tu andar.
Quiero aliviar con ternura todas tus preocupaciones
Como si cada uno de tus pensamientos fueran míos.
Quiero abrazarte para darte mi consuelo
Y que en mi abrazo encuentres
tus propias fuerzas para continuar.
Déjame ser el viento que acaricie tu rostro
cuando cierres tus ojos para anidar tus ilusiones,
ser el agua dulce que bebes
para apagar la sed de tu deseos más profundos
y descansar en tus sentimientos
y ser parte de tu historia tan dulce y tan nítida.
Quiero ser las flores que crecen libremente en tu jardín
para rodearte de dulces fragancias y de néctar.
y ser la serenidad que te abrace en cada anochecer
cuando ya te duermas para encontrar la calma,
acariciar tu ensueño y despertar contigo,
Y dejarte ir para encontrarte en cada cosa,
para vivirte y sentirte aunque no estés aquí.
Quiero estar contigo
y ser la sonrisa que se posa en tu boca
y ser parte de tu mundo y verte reír.
Quiero ser tu inspiración, tus horas de descanso
y tus ilusiones hecha vida.
Quiero ser tu libertad en cada acto
y la eterna elección de cada uno de tus días.
Quiero ser la que escuche tus verdades
sin temor a tu honestidad.
y aquella con quien compartas tu amor
sin negarte el derecho a darme lo que necesitar dar.
Quiero ser la fuerza de tus convicciones
y esa libertad que tanto anhelas.
Déjame ser exactamente lo que soy,
el espejo de tu alma
para delvolverte en amor puro lo que has hecho de mi vida.
Déjame pasar dulcemente por tu vida
del modo en que lo has hecho tú, en la mía.
Mónica Leffler
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