Íntimo...



Tu rostro, el acercamiento de tu piel.
El roce ardiente.
El paulatino más cerca, en mi éxtasis.
Tus manos quitando mis ropas,
lentamente…

Sólo tu mejilla en mi mejilla,
el encuentro de las miradas,
tu frente, tus pestañas.
Intimidad tierna y suave.
Intimidad de sábanas tibias,
en una noche de invierno.

De acercarse a las brasas,
sintiendo en las espaldas,
el húmedo y helado rocío,
de los años idos.


Todo mi cuerpo aceptando
los contornos del tuyo.
Mis senos, el vientre, las clavículas,
se asentaban en tu cuerpo.
¡Tan hecho al mío!

Tus miradas ávidas, recorriéndome.
Tus manos sedientas, apretándome;
lo que siempre te había pertenecido.

Luego, tu cuerpo inclinándose,
tus formas fundiéndose
en mis formas.

La respiración entrecortada y
ese deseo de vivir,
sensaciones jamás conocidas,
jamás vivenciadas;
que había reservado para ti.

No conformarse con un beso,
no conformarse con nada,
esperando y
ansiando, algo más…

Te amaba… ¿Lo sabes?

Graciela María Casartelli

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