Para que tú me toques, me deslizo
enervando tu piel y sus delicias
y germino en tus manos y bautizo
como hiedra tu cuerpo con caricias.
Para que tú me oigas, se adelgaza
mi voz de caracola en tus oídos
y un arpegio del alma se acompasa
en acordes de límpidos sonidos.
Para que tú me mires, me agiganto,
emerjo de las sombras y colores,
me postro en tus pupilas de amor tanto
y soy de tus caminos luz y flores.
Para que tú me huelas, soy fragancia,
soy mastranto y canela, soy rosal,
soy sándalo que aroma en la distancia,
soy la humedad marina de la sal.
Para que tú me libes, pongo mieles
retozando en mi boca que te sueña
y siembro de dulzura mis vergeles;
de mis cinco sentidos eres dueña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario