Lo confieso...He mordido ardientemente los confines de tu cuerpo…


He mordido ardientemente
los confines de tu cuerpo…
he derrotado tus muslos
sobre mi pubis hambriento
y en la curva de tus glúteos
acampé a cielo abierto.

Confieso que te hice mío
en el delirio de un beso,
lamí tu boca, tus labios,
¡tu miembro erguido en deseo!
bebí de la noche en tus manos
¡sacié mi sed en tu cuerpo!

Confieso que te hice mío,
¡al amparo de mis sueños!
y dejé de sentir frío
y dejé de sentir miedo
mientras tu vientre dormido
despertaba en mis anhelos.
Confieso que pequé en tu ombligo,
en el vigor de tu sexo.
Bebí de tu copa el vino
¡me emborraché de tu cuerpo!
de ese frescor del rocío
que se renueva en mis dedos.

Confieso que he sido tuya,
divagando en mis silencios
y he desnudado a la luna
sobre una colcha de pétalos
y le robé a la locura
un pedacito de cielo…

Confieso… sí, hoy confieso,
que te pienso y te divago,
te hago piel sobre mi lecho
¡te contengo entre mis labios!
Confieso ¡hoy te confieso!
¡que por ti vivo soñando!


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