Fui tuya aquel verano
y hoy me dejas en este invierno
lluvia de angustia y soledad
de dolores inmensos.
Agonizo en la distancia
abrumada de recuerdos
que se pierden con la brisa
y que se hacen eternos.
El mar me trae tu nombre
como soplado en el viento
mis ojos buscan tu rostro
mi boca busca tu aliento.
Y me hago mil preguntas
y me lleno de silencios
que en la gran inmensidad
se hacen grandes y densos.
En la sombra de tu adiós
se cobijan mis lamentos
de ilusiones ya perdidas
y de amargos desencuentros.
El tiempo tiñe a su paso
colores en blanco y negro
luto que cubre mi alma
y mata mis sentimientos.
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