Anoche me acosté pensando en este hombre, una persona especial como solo pueden serlo las buenas personas que conoces en tu niñez y que te transmite las ganas de vivir y lo hermosa que puede ser la vida cuando miras a un rostro como ese que siempre estaba sonriendo. Me hacia sentir una gran alegría cada vez que estaba a su lado.
Quizás mi forma de ser se deba a un hombre como este y a la familia que me rodeó en esos momentos de mi niñez que tanta impronta deja, especialmente el con su permanente sonrisa y el cariño con que me trataba, dejó mi corazón marcado para que recordara siempre el equipaje mas importante que tenemos que llevar en la vida...la sonrisa...
En esa época el era muy joven y yo un adolescente, pero su recuerdo y mi cariño por el nunca me ha abandonado por que cuando se quiere con el corazón a alguien, el tiempo no lo borra, máxime de personas que dejan marcada tu vida con el regalo de su empatía...
He echo en algún lugar de mi blog una reflexión sobre este hermoso don de la empatía que hace que las personas se sientan especialmente feliz al lado de los hermosos rostros que transmite su luz con el trato, la sonrisa y la mirada y puedo asegurar que transmiten una paz y felicidad que se quedan para no abandonarte a lo largo de tu vida y al que recurres en momentos duros para ver el lado bueno de la vida y decirse a uno mismo que todo pasará y la vida volverá a sonreírte...
Pero no estoy hablando de un hombre cualquiera, es mi tío Antonio hermano de mi madre y no es ese parentesco el que me hace escribir así de el, es un sentimiento y un recuerdo que llevo grabado a fuego dentro de mi alma...
Pero este hombre no está solo en mis pensamientos, parece que los genes se transmitieron a toda la familia que está cortada por el mismo patrón que este gran hombre.
Hoy es día de navidad y el está muy malito y mi corazón esta con el para decirle, gracias por existir...
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