A veces pienso en todas esas familias que por necesidades tienen que separarse y puedo comprender muy bien sus sentimientos, esos que te dejan con el corazón en la boca del estomago cuando deseas ese contacto cercano que por una u otra causa no se produce y te deja con una sensación de perdida permanente que no sabes como llenar...
La ultima vez que yo recuerdo ese contacto fue en esta fotografía que me hice el día que visitamos Linares, esa patria chica que yo le llamo desde que conocí a mi gran y especial familia. No están todos, solo unos pocos que aquí aparecen y que alguno ya han desaparecido definitivamente...
Esos dos preciosos niños rubios son mis hijos que ya me sacan una cuarta en altura y un universo de cariño y ternura en sus corazones, por lo tanto me sacan una ventaja que yo nunca podré alcanzar.
En todos estos años, no hubo un solo día en los que no me acordara de ellos con mucho cariño por que el que ellos me dieron fue muy especial para mi y siempre me acompañó hasta este momento.
Siempre que tenia la oportunidad de hablar con alguien aquí en Sevilla donde se ha desarrollado mi vida, hablaba de mis experiencias con ellos y la bondad y generosidad de la que hacían gala siempre.
Muchas veces, reviso una y otra vez esta foto para regresar a ese momento y sentir mi juventud y sus alegrías, esa permanente sonrisa de la que hacían gala como si el mundo les perteneciera limpio de los sufrimientos que se ceban en los corazones nobles...y mi corazón se llena de sentimientos hermosos atesorados a través de los años con realidades y sueños.
Ni ellos ni yo ya somos niños, pero en mi mente están siempre presentes esas cara risueñas de mis primos y mis tíos, que suenan como una promesa de futuros esperanzadores. Aunque no he podido verlos a lo largo de mi vida, esa añoranza de la que hablo, solo es un parentisis corto dentro de mi alma, por que pensando en ellos lo traigo de nuevo a mi corazón para desterrar la añoranza de mi alma...Quizás solo escribo esto para decirles a todos cuanto los quiero...
Ya se fue mi juventud
ese divino tesoro...
pero en mi pecho y profundo
esta lo que mas añoro,
vuestras risas y alegrías
vuestros gestos cariñosos
la luz brillante del día
que iluminan vuestros ojos.
Hay familia de mi alma
cuando yo te vuelva a ver
esos luceros del alba
volverán a renacer...
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