Que linda que está mi niña
cuando viste de mantilla
y con su padre pasea
por las calles de Sevilla.
Por corona una peineta
en sus manos el abanico
y en la plaza una saeta
que cantan a un bello cristo.
Mira con ojos de espanto
los pies de los costaleros
que con sandalias de esparto
arrastran los pies por el suelo.
Y mi niña a mi me mira
aún no entiende ese dolor
que con lágrimas en la cara
lleva la virgen de pasión.
Yo la abrazo con ternura
un beso doy en su frente
y de sus ojos una lágrima
se hace de pronto presente.
Que sensibilidad que tiene
mi niña tan pequeñita
porque mirando a esa virgen
a su madre necesita...
a su madre necesita...
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