Es tanta la sed que anida

En mi alma aprisionada
tengo caricias sedientas
que no desaparecerán
hasta que tu cuerpo tenga.

Ya cuando por fín yo pueda
besar tu boca serrana
tu me podrá a mi quitar
las ansias por las mañanas.
Es tanta la sed que anida
que se me secan los sueños
si en la noche amada mía
en mi pecho no te tengo.

Solo tengo pesadillas
solo temblores en mi pecho
de estar sin ti en Sevilla
abrazándote a mi cuerpo.

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