Soneto amoroso.

A fugitivas sombras doy abrazos
en los sueños se cansa el alma mía
paso luchando a solas noche y día
con un trasgo que traigo entre mis brazos.

Cuando le quiero más ceñir con lazos,
y viendo mi sudor, se me desvía,
vuelvo con nueva fuerza a mi porfía,
y temas con amor me hacen pedazos.

Voyme a vengar en una imagen vana
que no se aparta de los ojos míos
búrlame, y de burlarme corre ufana.

Empiézola a seguir, fáltame bríos
y como de alcanzarla tengo gana,
hago correr tras ella el llanto en ríos.

Francisco de Quevedo, entregado a las letras, escribe cuatro de sus sueños y diversas sátiras breves en prosa, obras de erudición bíblica como su comentario Lágrimas de Jeremías castellanas, una defensa de los estudios humanísticos en España, la España defendida y una obra política, el Discurso de las privanzas, así como lírica amorosa y satírica...para saber más pulse aquí.

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