A Sextio
Brilla el cielo. Deslízase la barca en arenales.
Los jardines florecen y el rocío argentino
ya no irisa los prados al albor matutino.
Huyen de los establos los bueyes y zagales.
Todo renace, y úrgennos ráfagas sepulcrales,
y sólo el día es cierto para ti en tu camino,
que no han de indicarte los dados, el destino
ser rey de las mesas con sus goces triunfales.
Como la vida es breve, gocémosla. Ya artera
la edad nos aniquila. En la región oscura
y fría de las Sombras jamás hay primavera.
¡Ven! El campo sonríe, festín de vida franco,
Ya es tiempo de que a Fauno, espesura,
un chivo, o gorda oveja que luzca blanco.
El Tepidario
La mirra ha perfumado sus indolentes,
Y sueñan en la plácida tibieza decembrina;
y el brasero de bronce que la estancia ilumina
arroja luz y sombras a sus pálidas frentes.
En púrpuras y cojines sobre lechos lucientes,
un cuerpo a veces, róseo, o de piel ambarina.
Se mueve, se Incorpora en un codo, inclina.
Voluptuosa la túnica marca formas turgentes.
Sintiendo por su carne correr efluvio cálido,
una mujer de Asia, de bello rostro pálido,
despereza los brazos en fastidio sereno.
Y las hijas de Ausonia, rebaño de alegría,
se embriagan con la rica y salvaje armonía
de cabellos que ruedan sobre torso moreno.
Ismael Enrique Arciniegas (Curití, Santander, 2 de enero de 1865 - Bogotá, 23 de enero de 1938) poeta colombiano cuyo estilo se encuentra en la transición del romanticismo al modernismo. Está considerado como el precursor del florecimiento intelectual santandereano...Para saber más pulse aquí.
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