Ángel desnudo, mujer inacabable,
demonio mineral que llevó hasta mis labios
el fruto más sabroso, la delicia
ardiente de su beso.
(Volvería a nacer sólo por apresar
el fulgor encendido de aquel cuerpo).
Como un eco de diosa inmarcesible,
la memoria, como un mar de gozos,
me ha traído el fantasma de aquel beso.
Beso redondo y blanco, frontera de otro beso,
hasta hacer un anillo de sus labios
que precipite mi boca en el silencio.
Y mi palabra sea su beso redimido,
renovado más allá del límite del beso,
la promesa cumplida en la cadena
sin final de su boca en los espejos.
Que ya no habrá más besos me decía,
que ya no habrá para el amor más tiempo.
Miguel Florián Rábanos González nació en el año 1953 en Ocaña (Toledo). Desde muy niño vivió en Madrid. En esta ciudad realizó varios cursos de Medicina, licenciandose finalmente en Filosofía Pura.
Actualmente, trabaja como profesor de Filosofía en el I.E.S. “Murillo” de Sevilla. Compagina la crítica literaria con la labor poética, siendo colaborador habitual de revistas especializadas.
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