Dos sonetos de Gutierre de Cetina


Atrevido Carbón, tan animoso
cuan falto de favor y de contento,
no se alabe Faetón de atrevimiento
pues fue el tuyo más alto y más famoso.

Aquél, guiando al sol, de temeroso
hizo a los temerarios escarmiento,
tú pensaste gozar sin fundamento
de un nuevo sol más claro y más hermoso.

¿Cuál seso hay que iguale a tu locura?
¿Cuál esfuerzo llega al bien de aventurarte
si tuvieras más fuerza o más ventura?

Aunque siendo Carbón, ponerte en parte
tan cerca de aquel sol de hermosura,
ya es ventura llegar y no abrasarte.
Si puede honrar una famosa muerte
la más infame y deshonrada vida,
si la muerte con honra recibida
en gloria del que muere se convierte,

venturoso lacayo, a quien la suerte
concedió tanto bien, tal homicida,
duélate que haya sido en su venida,
presurosa al pasar, pero no fuerte.

¡Morir debajo un peso tan hermoso,
que hace feo al que sostuvo Atlante!
¿Cuál vida debe ser tan estimada?

¡Ójala fuera yo tan venturoso!
Tan dulce muerte en un mísero amante
fuera con más razón bien empleada.
























Pasó mucho tiempo en la corte del príncipe de Ascoli, Antonio de Leyva, al que dedicó numerosos poemas, y frecuentó también a Luis de Leyva y al insigne humanista y poeta Diego Hurtado de Mendoza...Para saber más pulse aquí.

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