Oh, muerte, yo te amo, pero te adoro, vida...
Cuando vaya en mi caja para siempre dormida,
Haz que por vez postrera
Penetre en mis pupilas el sol de primavera.
Déjame algún momento bajo el calor del cielo,
Deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo...
Era tan bueno el astro que en la aurora salía
A decirme: buen día.
No me asusta el descanso, hace bien el reposo,
Pero antes que me bese el viajero piadoso
Que todas las mañanas,
Alegre como un niño, llegaba a mis ventanas.
Lirios, lirios, más lirios... llueven lirios...
La noche es blanca como la ilusión
y flota la dulzura del perdón
sobre el llanto de todos los martirios.
Hay una vaga claridad de cirios...
La luna es una hostia en comunión
y el alma se recoge con unción
castigada por todos los delirios.
Y es bajo el claro de la luna suave
cuando el poeta que medita sabe
las tristezas enormes de Pierrot.
Y cuando le asesina la agonía
de las nostalgias blancas de María
y las nostalgias rojas de Margot.
Se suicidó en Mar del Plata arrojándose de la escollera del Club Argentino de Mujeres. Alfonsina consideraba que el suicidio era una elección concedida por el libre albedrío, y así lo había expresado en un poema dedicado a su amigo y amante, el también escritor suicida Horacio Quiroga. Hay versiones románticas que dicen que se internó lentamente en el mar; algunas de esas versiones sirvieron para componer la canción «Alfonsina y el mar», basada enteramente en cómo se suicidó Alfonsina. Su cuerpo fue velado inicialmente en Mar del Plata y finalmente en Buenos Aires. Actualmente sus restos se encuentran enterrados en el cementerio de la Chacarita...Para saber más pulse aquí.
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