Con la paz que da una flor en primavera,
Y tu desnudez cubierta sutilmente...
Imagino los pensamientos, en tu mente,
Planeando realizar tu sensual entrega
La luz de tus ojos traviesos
Y tu tímida, pero coqueta sonrisa,
Incitaron al deseo muy deprisa,
Lo que no pude evitar, confieso
Tus pasos sensuales en un va y ven,
Recorrían de un lado a otro la alcoba,
Despertando una pasión que me devora,
Haciendo que sucumbiera yo a tus pies
Con el ansia de una sed que no se quita,
Fui quedando, de tu encanto, preso...
Tú, desnuda desde el alma hasta los huesos,
Y entregándome tu pasión tan infinita
El tiempo lentamente transcurría,
A media luz, una tras otra caricia,
Tu aliento se confundía con la brisa,
Y fuera, pude escuchar que llovía.
En silencio, donde nada se decía,
Parecían cantar nuestros gemidos,
En un dueto de amor tan atrevido...
Agonía de pasión que ensordecía
Mil aromas inundaron nuestro lecho,
Bálsamo de afrodisíacas fragancias,
Junto a besos motivados por el ansia
De colocar mi amor sobre tus pechos
La danza del amor había iniciado...
Agitando en nuestros pechos, dos tambores,
Marcando el compás de dos amores,
En un ritmo de placer apasionado.
En el clímax de una compuesta melodía,
Que parecía producir un gran estallido,
Coreamos tu y yo, nuestros quejidos,
Dulce canto que aun escucho, todavía.
Pedro Perez Vargas
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