Soy la vida; sin ser nada,
tu futuro y tu presente.
Te mantengo los pulmones
alejados de una muerte
que se planta ante los ojos
tan siniestra como siempre.
Aunque te alivio las horas,
mucho apego no me tienes,
pues por más que te acaricio
yo sé que no me prefieres.
Bajo los ojos azules,
marrones, negros o verdes,
yo procuro ir bien vestida
de blanco o azul celeste.
Soy la nada hecha de tela,
la espada que te protege,
necesaria como el aire
y vital contra la fiebre.
Soy quien quiere que tus labios
vuelvan a besar en breve.
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