Ando buscando la sombra,
sin un verso que evocar;
¿qué maldición me transforma
musa en nada que contar?
Si yo soy quien canta al viejo,
también al de edad pueril,
al niño, al cielo, al espejo
y a las lluvias en abril.
Sueño en sueños que despierto
y resuelvo en escapar
de este escondite, el desierto,
sin atisbo de agua o mar.
Solo dunas y más dunas
y así es como hoy ando yo,
sin huellas, contando lunas,
las que el zahorí perdió;
y ando buscando la sombra
para iluminar la sed
de tristeza antigua y honda
que en mis versos recité.
¿No hay inspiración divina?
¿Quién me escuchará gritar?
Solo hay ocre, arena fina,
mi sombra y mi soledad.
Raül Bernadas
1 comentario:
Me han parecido unos versos preciosos!
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